sábado, 27 de agosto de 2011

El deleite del error

Piensa en un anhelo que tengas. Sí, ese. Ahora piensa en uno que siempre hayas tenido y que aún no te has atrevido a realizar. Podría ser ese mismo. Bien. ¿Qué te está impidiendo realizarlo? Son muchos los nombres que le ponemos a los impedimentos, esa “cosa” despersonalizada que no es nosotros, sino algo contra lo que luchamos y que nos mantiene apartados de nuestro sueño.

Uno de los obstáculos más frecuentes que escucho en mi práctica de coach, y la causa de la distancia entre una meta y la persona que la anhela es la respuesta que esta se da a las siguientes preguntas ¿Y qué pasa si me equivoco? ¿Y si luego no es la decisión correcta? De esta manera, el mero temor a cometer un error, también conocido como “fracasar”, es suficiente como para no decidirse a dar un paso que lleve a una mejor forma de vida, a una experiencia enriquecedora, o a desarrollar talentos con beneficios insospechados para uno mismo y para los demás.

Kathryn Schulz, autora de Being Wrong (“Equivocarse”), comenta que uno de los mayores deleites del ser humano radica en tener razón. Además, si lo piensas, un aspecto esencial de nuestra supervivencia se basa precisamente  en nuestra capacidad de predecir, de sacar conclusiones correctas acerca del mundo que nos rodea, y de detectar amenazas, a modo de autoprotección.

El problema está en que si consideramos el tener siempre razón como nuestro estado natural y deseable, ¿qué ocurre cuando nos equivocamos? Nuestra relación con el error nos saca de nuestra zona de confort, evocando en nosotros todo tipo de sensaciones que nos conectan con nuestra propia vulnerabilidad. Pero, ¿acaso no es en algunos de esos momentos de mayor vulnerabilidad donde más acelerado es nuestro aprendizaje, nuestro crecimiento y, me atrevo a aventurar, en ocasiones, nuestro deleite? Y aquí no me estoy refiriendo a errores del ámbito médico o de la aviación, sino a esos errores que surgen al trazar un plan que se sale de lo habitual y nos invita a explorar nuevas posibilidades de actuación. De hecho, el libro de Schulz tiene por subtítulo el sugerente “Aventuras en el margen del error”. Y es que algunos errores nos llevan precisamente por el camino de la aventura. Si no fuera por un "error", ¿dónde estarían ahora los pañuelos de papel, la penicilina, las notitas Post-It, los cornflakes, las patatas fritas (las de paquete), o los rayos X?

Te animo a que escojas un error que hayas cometido en alguna iniciativa que tuviste en tu vida. Considera lo siguiente:

 (1) Imagina hablando con tu nieto/nieta en años venideros, ¿qué les dirías que tuvieran en cuenta, para evitar cometer el mismo error?
(2) Si el error ocultara 3 dones, regalos o talentos a desarrollar en el momento actual (para ti), ¿cuáles serían?
(3) Si aún te cuesta aceptarlo, ¿qué pasaría si eligieras ver aquel error desde un punto de vista nuevo y fresco?

En una ocasión, un periodista entrevistaba al presidente de una conocida entidad financiera:

-“¿Podría desvelarnos el secreto de su éxito?” – preguntó el reportero.
-“Dos palabras”
-“Y, ¿cuáles son?”
-“Decisiones correctas”
-“Y, ¿cómo toma usted decisiones correctas?”
-“Una palabra”
-“¿La podría compartir con nosotros?”
-“Experiencia”
-“Y ¿cómo adquiere usted experiencia?”
-“Dos palabras”
-¿Cuáles son?
-“Decisiones incorrectas”

Regresemos a ese anhelo que comentábamos al principio, y considera: 

 (1) Cuando otras personas temen realizar sus sueños, ¿qué les dices? Utiliza esas mismas palabras y esa voz contigo, ¿qué ocurre?
(2) ¿Qué ganas al no llevarlo a cabo? ¿Prefieres eso al anhelo hecho realidad?
(3) Y, finalmente, ¿qué te ha permitido "lanzarte" en otras ocasiones?

Dice R. Kiyosaki de los errores: “Estúdialos, aprende y saca provecho de ellos”. Que el miedo a cometerlos en el futuro imaginado sea mero consejero y no un obstáculo para la realización de tus anhelos.

Mucha Luz en tu camino. Y gracias por tu compañía.

6 comentarios:

  1. Muchas gracias por este post. Una visión muy interesante acerca de lo que nos perdemos al intentar no equivocarnos nunca. Definitivamente esta visión disipa mis miedos y me hace comprender que todo, incluso equivocarme, forma parte de mi “éxito”. Mil besos

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  2. Hola Vanessa, yo utilizo el método de como se lo diría a mi mejor amiga y como me lo digo a mí. Ha mejorado mucho la relación conmigo misma. =)

    Hay una parte del post que no he entendido cuando dices "Si el error ocultara 3 dones, regalos o talentos a desarrollar en el momento actual (para ti), ¿cuáles serían?" ¿Podrías ponerme un ejemplo para ver si así lo entiendo mejor?

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  3. Gracias Nayra... ¡Yo me lo recuerdo a mi misma a diario...!

    Gracias por compartir tu método, Nuria. En cuanto a los 3 dones, regalos o talentos, te pongo un ejemplo. Hace unos años, en un proyecto en el que estuve implicada, comencé a notar cosas que no me cuadraban on la filosofía del proyecto, pero como no supe ponerle nombre, ni descifrar adecuadamente lo que, en ese momento eran "meras" intuiciones, callé y seguí aguantando mis revolturas internas en silencio, a sabiendas de que "algo había". Finalmente el proyecto terminó por disolverse. Un don, talento o regalo a desarrollar (en mí) de cara a situaciones similares en el futuro, y aprovechando mi propio error, sería la capacidad y el compromiso de hablar de lo que siento, aunque no sepa nombrar la evidencia racional, en ese momento. El don sería la congruencia para conmigo y las personas que me rodean. Aprendí eso de la situación, y pongo en práctica el "regalo" recibido con frecuencia. Espero haberte ilustrado con claridad la aclaración que me pedías. Un abrazo a las dos coaches, de otra coach, Vanessa

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  4. Hola Vanessa, el error en mi vida siempre me ha llevado a cosas maravillosas,aunque las llamo IMPULSOS SIN CONTROL, que tomo cuando mi corazón se acelera y me dice, habla, da el paso, camina,.. aunque me equivoque. La verdad es que siempre creo que "Mala suerte Buena suerte no lo sé", pero no me he quedado quieta. gracias. Yolanda

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  5. Gracias Vanessa ahora si me quedó claro, y será que de vivir a tu lado también lo he ido aprendiendo, pero yo le daba otro nombre. Me gusta más el tuyo. Me gusta lo que de ti aprendo cada día. Besitos para mi COACH VITAL (en mayusculas)

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  6. Gracias Yolanda, el movimiento es vida. Me encanta verte por aquí. Un abrazo muy fuerte y sigue caminando, Vanessa

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