Toma un bolígrafo y traza un círculo. Mantén el bolígrafo en el punto de partida cuando hayas dado la vuelta completa. No lo levantes. Vuelve a trazar otro círculo, encima del anterior. No lo levantes. Ahora traza otro. Y otro. Y otro. ¿Adónde has llegado? ¿Te oigo decir “al mismo sitio”?
Autor desconocido |
De esta manera suelo explicar a mis clientes la forma de existencia circular. Ocurre con cierta frecuencia entre personas inteligentes, curiosas, ávidas de aprender, conocer y progresar. Personas que continuamente buscan nueva información. La información correcta. La información que falta. La clave. El punto. El eslabón perdido.
Y trazan círculo sobre círculo para llegar el mismo punto: “Aún me falta algo para...” (Rellenar los puntos suspensivos con lo que corresponda):
- ser feliz
- tener esa conversación
- pedir lo que sé que merezco
- lanzarme con mi proyecto anhelado
- hacer el viaje
- expresar mi necesidad en tal o cual contexto
- hablar en público con soltura
- vender mis servicios/productos adecuadamente
- etc.
Lo que subyace es la creencia de que lo que va a marcar la diferencia es más información. Y al cabo de un tiempo, más información aun. Y más. Y más. Incluso cuando la persona posee todas las competencias y capacidades para pasar a la acción. Lo veo con frecuencia en mi práctica como coach: personas dotadas, con talentos excepcionales, que creen que aún les falta una última pieza de información “antes de”.
Estas personas van notando cómo su entusiasmo inicial se va minando en la búsqueda del eslabón perdido que, una vez encontrado, da paso a una nueva búsqueda, y luego a otra y a otra. Hasta que finalmente la persona queda encadenada por tanto eslabón hallado y abrumada por el exceso de información. De ahí el chiste: ¿Cómo confundir a un necio? Dale más información.
Entonces, ¿cómo abrir el círculo? Convirtiéndolo en una espiral que nos eleve al siguiente nivel. ¿Cómo se traduce esto en términos prácticos y cotidianos? Transformando la información en acción.
Lo que falta para salir del círculo no es más in-formación, sino trans-formación. “Trans” es un prefijo que nos remite al movimiento: salimos del círculo en tanto en cuanto nos predispongamos a ser transformados. ¿Transformar qué? Nuestra manera de estar en el mundo actual, para crear algo nuevo y diferente.
Por ejemplo, ¿de qué vale, como hacía un antiguo cliente, escuchar horas de instrucción sobre comunicación eficaz, si al final no transformaba su manera de comunicarse con nadie? Este hombre, con una intención loable y, reaccionando a los conflictos continuos que había en su empresa, realizaba curso tras curso, leía libros y artículos sobre resolución de conflictos, veía infinidad de vídeos y, sin embargo, decía no aprender nada. El problema no era que no había aprendido, sino que al no integrar la información mediante la puesta en práctica, vivía un movimiento circular constante, como el del bolígrafo al inicio de esta reflexión.
Entonces urdimos juntos un plan en “baby steps” (pasitos de bebé) que consistía en poner en práctica lo aprendido en un entorno menos "amenazador" que, en su caso, era con sus hijos adolescentes. Comenzó a practicar la escucha activa con ellos, a preguntar y responder desde la empatía, a afinar, equivocarse, corregir y mejorar. ¿Siempre lo hacía “bien”? No. Pero comenzó así a crear (y "crear" es la palabra clave) más de los resultados que deseaba. Sin apenas darse cuenta y antes de proponérselo, ya lo estaba practicando en sus entornos laborales, con clientes internos y externos, y a comprobar resultados en él y en sus colaboradores. Lo aprendido no sólo estaba integrado sino, además, generalizado a más de un entorno.
Esos nuevos resultados eran la consecuencia de una nueva forma de estar en el mundo. Finalmente había salido del círculo, elevándolo a espiral. ¿Cómo? Dejándose transformar por la información.
Djukich decía que saber algo y no utilizarlo es peor que ser ignorante, porque toda esa información acumulada e inutilizada es evidencia del tiempo, energía y dinero malgastados para obtenerla y luego guardarla. Es como llenar un armario de ropa elegante y bonita, para todos los días abrir las puertas del mismo, mirar la ropa, admirarla, añadir una prenda nueva y volver a cerrar las puertas sin siquiera tocarla.
Todas las personas tenemos círculos esperando a ser convertidos en espiral. Por ello te haré una pregunta expresada en forma de invitación. Pero antes te pediré que te comprometas a salir hoy de al menos UN círculo. ¿Te animas?
Te invito a considerar la información más valiosa que hayas aprendido en el 2014, y que hayas “guardado en tu armario”. Sácala, desempólvala y considera tres formas posibles de utilizarla (en un contexto o más). Elige la más inmediata y lánzate. Nota cómo al integrarla en la acción, te transformas. Nota lo que aprendes y lo que ocurre. ¡Enhorabuena! Acabas de salir del círculo.
"Acercaos al abismo, les dijo. Tenemos miedo, respondieron. Acercaos al abismo, les dijo. Se acercaron. Los empujó... y volaron." Gillaume Apollinaire.
Gracias por tu Compañía.
Y mucha Luz en tu Camino.
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